El 2 de abril celebramos el día mundial del autismo. Es una fecha que aprovechamos para educar a la población sobre esta condición y la importancia de acudir a un médico para un diagnóstico temprano.
El Trastorno del Espectro Autista es un trastorno del desarrollo que se da en los primeros tres años de vida, y perdura a lo largo de la misma. Consiste en dos aspectos importantes: 1. Deficiencias en la comunicación y relaciones sociales que persiste 2. Patrones repetitivos y restrictivos del comportamiento, en sus actividades, e intereses
Aunque comienzan a presentarse temprano, pueden no notarse hasta que las demandas sociales son mayores, y se hacen más evidentes los síntomas. Algunas de sus características incluyen: – No compartir intereses, como por ejemplo señalar con el dedo a algo que les llama la atención – Ausencia del juego simbólico e imaginativo, como jugar con muñecas o coches como si fueran de verdad – Poco contacto visual, y evitan el contacto físico – Déficit en la comunicación no verbal, como interpretar el lenguaje corporal o tono de voz inadecuadamente – Lenguaje literal, como por ejemplo no entender bromas o chistes – Dificultad para el desarrollo y mantenimiento de las relaciones interpersonales y amistades – Aparente falta de interés en comunicación con otros niños – Dificultad para adaptarse a distintos contextos sociales – Insistencia en comportamientos repetitivos y resistencia al cambio
Aunque el autismo no tiene una cura, el diagnóstico temprano nos ayuda a dar terapia a los niños afectados con este trastorno. Existen muchas opciones terapéuticas distintas, y entre más temprano se inician, presentan mejores resultados.